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Tres escenarios sobre lo que viene para la banca

30 de Agosto 2017
Executive Education INCAE

A diferencia de la música, el cine, los hoteles o el servicio de taxi, la tecnología ha respetado hasta ahora el “statu quo” de la banca, pero difícilmente podremos decir esto dentro de cinco años.

Un brote masivo de ‘startups’ advierte los desafíos que vienen para el futuro cercano de los servicios y los negocios bancarios. Ya tiene nombre: Fintech, por las finanzas y la tecnología, una mezcla que puede acabar con los bancos que no sepan adaptarse a lo que ya toca nuestras puertas.

Los primeros años del fenómeno fintech se han caracterizado por el florecimiento de toda clase de startups, cuyo denominador común ha sido, a través de una base tecnológica, su enfoque a proporcionar una experiencia del usuario excelente alrededor de unos determinados productos y servicios financieros, o a crear nuevos modelos de negocio desconocidos hasta el momento por la banca tradicional. 

Este desafío ha acabado por impactar en la planificación organizativa, la innovación e incluso las inversiones en tecnología por parte de los bancos, que han sentido en estos últimos años que deben moverse de forma acelerada si quieren defender su cuota de mercado frente a estos nuevos entrantes fintech.

En la llamada “primera ola del fintech”, la tónica de relación entre fintech y banca ha sido la competencia más que la colaboración, aunque en los últimos dos años se han dejado acercar porque ambas partes saben que pueden ganar. 

La tradicional puede incorporar la innovación, la excelente experiencia del cliente y la proximidad a los clientes más jóvenes que tienen las fintech, mientras que estas últimas pueden verse beneficiadas con la potencia inversora, la confianza y la enorme base de clientes de la banca.

Los expertos afirman que, a medida que los bancos y las compañías fintech empiecen a colaborar, el foco se moverá más allá de, simplemente, proporcionar mejores pagos, préstamos, transferencias de dinero o experiencias digitales, y se extenderá al ecosistema entero de los servicios financieros, tal y como afirman diversos informes de las principales consultorías mundiales, como McKinsey o Deloitte. 

Las reglas de juego van a cambiar, y se configurarán nuevos ecosistemas. Falta ver, eso sí, quién ganará la partida: quiénes formarán parte de estos ecosistemas, quiénes lo harán desde una posición central o quiénes como satélites y quiénes, simplemente, desaparecerán del universo financiero, como ha ocurrido en tantos otros sectores que han sufrido la disrupción digital.

En este artículo se plantean tres escenarios posibles para la “segunda ola del fintech”. Probablemente, ninguno de estos escenarios sea el ganador absoluto, sino que el futuro de la banca se escribirá con elementos de cada uno:

Escenario A: La "plataformación" de la banca ('Banking as a Platform')

El modelo de negocio plug & play permite a múltiples participantes conectarse, interaccionar unos con otros y crear e intercambiar valor. Ya existen las tecnologías suficientes para ello. Solo falta desarrollo, cambios regulatorios y la confianza del mercado. Este modelo de negocio es posible aplicarlo a la banca desde hace unos pocos años gracias a la tecnología de las API (application programming interfaces). 

En el complicadísimo entorno en el que la banca tradicional se encuentra, hay quien piensa que algunos bancos todavía pueden ganar la amenaza de los nuevos entrantes y su disrupción reinventándose y moviéndose hacia el concepto de plataforma mediante un uso intensivo de las API. Sin embargo, el banking as a platform (BaaP) es un concepto que redefine el negocio de los bancos, de modo que puedan aprovechar la innovación de agentes adicionales. El concepto puede provocar lo que lograron Apple o Google con los teléfonos inteligentes.

En Europa está lista para entrar en vigor en 2018 una directriz comunitaria que pretende unificar el mercado y puede llevar a los bancos a convertirse en una plataforma bancaria para que el usuario acceda a los datos propios. Algunos bancos tradicionales no solo no están preocupados por este nuevo modelo de banking as a platform, sino que le ven grandes oportunidades. 

Escenario B: Los bancos fintech

Uno de los conceptos que más fortuna está teniendo en esta segunda ola es el llamado fintech bank, o “banco fintech”. El concepto surge de un hándicap evidente para el usuario: la imposibilidad de ser atendido en toda clase de servicios por una sola empresa fintech. 

Hasta el momento, la gran ventaja que estas compañías tenían sobre la banca tradicional estaba fundamentada en el extraordinario foco en un solo producto o servicio. De esta forma, cada fintech representaba tan solo uno de los múltiples productos, servicios y segmentos que un banco presta a su clientela. 

Una fintech podía, ciertamente, robar una parte del pastel a la banca incumbente, pero era una porción reducida al lado de la extensa oferta y volúmenes que cualquier banco ofrece y gestiona. Es de esperar que ninguna fintech sea capaz de proveer más que un reducido número de productos o servicios, por lo que el cliente digital que desee decir adiós a los bancos tradicionales deberá gestionar múltiples aplicaciones fintech para poder tener un servicio equivalente al de un banco. 

La más que probable mejor experiencia del usuario y los menores costes que el uso de fintech le va a proporcionara este “cliente 100% fintech” quizá se vean menoscabados por el coste de manejar múltiples aplicaciones, lo que se llama “multi-homing cost”. Phillipe Gelis menciona en su artículo Why de fintech Will Rule cinco elementos sustanciales: una plataforma bancaria que sirva como núcleo y parta de cero, una interfaz ágil, una infraestructura adecuada con cumplimiento de las reglas, una licencia bancaria y una buena base de clientes.

Escenario C: Gigantes tecnológicos como bancos

Muchos expertos del sector fintech consideran que, a medida que las compañías fintech crezcan en tamaño, pasarán de ser startups a convertirse en compañías de servicios financieros, y deberán afrontar la cruda realidad de una creciente regulación y las dificultades y costes que debe soportar la banca: cumplimiento normativo, necesidad de capital, escala y la exigencia de que la innovación y el desarrollo de nuevos productos continúen con la misma agilidad con la que empezaron. 

La hipótesis que subyace es que las fintech solo podrán “hacerse mayores” si se someten a la regulación y exigencias de los bancos tradicionales, y que entonces dejarán, precisamente, de tener las ventajas competitivas que les hicieron ganar cuota a los bancos en sus etapas tempranas.

Surge la idea de que, en realidad, la banca debe mirar hacia otros posibles enemigos mucho más poderosos que las fintech. Como señala Duena Blomstrom, consultora especialista en fintech y experiencia digital, “la amenaza para la banca no viene de las propuestas de las startups fintech, sino de los gigantes tecnológicos no financieros que ya son marcas inteligentes y poderosas que se han ganado el corazón del consumidor en otros ámbitos.

En una encuesta de la Economist Intelligence Unit, un 36% de altos ejecutivos creía que el principal competidor para los bancos en 2020 serían los gigantes tecnológicos, a pesar de que, en el momento de la encuesta (año 2015), ninguno de ellos había anunciado plan alguno para crear un banco. Si la encuesta se hubiera hecho en América Latina, ¿cuál habrí sido ese porcentaje?

Resumen de artículo “El fin de los bancos tal como los conocemos: tres posibles escenarios”, escrito por Eloi Noya, director y socio de Loanbook Capital, y publicado por Harvard Deusto Business Review

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