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¿Esperar al mundo o salir a buscarlo?

12 de Junio 2018
Executive Education INCAE

Su empresa tiene dominado un mercado local, obtiene réditos razonables y crece al doble de la economía del país. Goza de buena reputación y el entorno económico parece estable, firme para seguir adelante con la compañía. Todo camina bien y parece que puede llevar los negocios “en piloto automático” sobre una pista totalmente controlada. ¡Error!

El mundo cambia, los nuevos competidores pueden llegar con la velocidad de un rayo y los eventos de otras economías pueden contagiarse como si fuera un virus informático. Un solo descubrimiento tecnológico puede alterar el mercado, desviar la fidelidad de los clientes o revolucionar los procesos. El mundo puede llegarle a la puerta de la casa aunque usted no quiera, aunque usted no haya querido ir antes a buscar al mundo.

Por eso nunca descarte la internacionalización. Es lo que recomienda el profesor Esteban Brenes, experimentado consultor y profesor de INCAE Business School, siempre que antes se planteen las preguntas necesarias y las valoraciones de manera responsable. Si se tiene claro que las ventajas comparativas (entre países) cada vez se van diluyendo y pesan más las competitivas, no es mala la idea de salir a buscar mundo, mencionó en el webinar “Estrategias de Internacionalización” el Director Académico del Executive MBA y el Programa de Alta Gerencia - PAG.

Las razones para internacionalizarse pueden ser varias, empezando por la más simple y quizás la menos correcta: la reputación. Después puede haber motivaciones de crecimiento, de abrir un nuevo segmento, de un estrechamiento de la competencia en el entorno original o un deterioro del mercado. Al final la internacionalización puede ser un camino grandioso para crecer con perspectiva de largo plazo, lo que deriva consolidar el liderazgo, retención del mejor talento humano y mayor creación de valor para los accionistas. 

Bien llevada, la internacionalización puede traerle beneficios certeros, pero puede evitarle también apuros que no suelen verse cuando todo va bien en la zona de control local. Puede funcionar como seguro ante posibles deterioros en el mercado local o ante las turbulencias cada vez más comunes en el mundo de los negocios del siglo XXI.

“No se puede obviar que cada vez se globalizan más los mercados y se expanden los nichos por encima de las fronteras, gracias a las comunicaciones digitales”, agrega Brenes. Eso abre espacios valiosos de crecimiento y lo saben bien los nuevos actores de los negocios como Airbnb o Amazon, que con enorme agilidad alcanzaron públicos con hábito semejantes sin importar en qué país vivan.

Claro que las tecnologías amplían los márgenes de internacionalizarse, además de un mejor acceso a recursos financieros y humanos, y un mejor posicionamiento de las economías latinoamericanas, entre otros factores. 

Antes hay que hacerse preguntas claves que sugiere el profesor: ¿es trasplantable mi modelo de negocios? ¿Qué ajustes debo hacer? (ojalá sean los menos posibles). ¿Tengo los recursos? ¿Estar en un país refuerza mi ventaja? En fin: ¿es este el mejor uso que puedo dar a mi capital?

Después se deben considerar las ventajas comparativas (que dependen del país donde se opere), las institucionales (dependientes de beneficios gubernamentales como exoneraciones o subsidios) y las más importantes: las competitivas (que atañen directamente a las capacidades de su negocio frente a las de otros).

Ya luego corresponderá ver la manera de ir a conquistar esos mercados, si mediante la comercialización, contratos de alianzas o la inversión directa, pero esto corresponde a una etapa avanzada del proceso. Para ese momento se sabrá ya que la apuesta de internacionalizarse siempre aportará dinamismo, impulsará el fortalecimiento de habilidades de la organización y aprovechará las posibilidades de intercambio de conocimientos y experiencias entre las sedes. Quizá hasta el tipo de cambio lo premie.

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