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Laura Chinchilla: “La principal barrera a derrumbar está en nuestra mente”

18 de Agosto 2015
Randall Corella Vargas
Laura Chinchilla: “La principal barrera a derrumbar está en nuestra mente”

Todas las mujeres experimentan en su vida momentos de iluminación, en que se les presentan barreras que deben vencer para sacar el mayor partido posible y demostrar que pueden hacer todo lo que se propongan. Así lo ve y lo ha experimentado Laura Chinchilla Miranda, la primera presidenta de Costa Rica.

En una conferencia organizada por la organización Voces Vitales y el INCAE Business School, la exmandataria enfatizó en cinco lecciones de vida que le han aportado aprendizajes y, a pesar de que aceptó que aún falta mucho por avanzar en materia de igualdad y equidad de género en el ámbito político, empresarial y social, recordó que la única lucha que una mujer no puede permitirse perder es la de la discriminación.

“Todas las mujeres tenemos algunos momentos de iluminación, esos momentos en donde de pronto sucede algo que nos hace suponer que somos diferentes, que alguien nos ve con ojos distintos y cree que por nuestra condición femenina no podemos desempeñar un trabajo o alcanzar una meta. A algunas les llega primero, porque viven en un ambiente de exclusión profunda, a otras más tarde, como fue mi caso, pero tengo la fe que en un futuro esto ya no se dé más”. Con esta frase arrancó su intercambio, ante un auditorio lleno de mujeres, representantes de organizaciones, empresas y entidades públicas.

Laura Chinchilla fue gobernante de Costa Rica durante el período 2010-2014, convirtiéndose en la primera mujer presidenta y en la quinta en ser electa en América Latina.

Como si el cargo de la Presidencia de un país no representara una responsabilidad superior, sobre sus hombros recaía un enorme peso, desempeñarse en el más alto puesto público y demostrar que una mujer lo puede hacer igual de bien o mejor que cualquier otro. O al menos, esa era la expectativa de muchos costarricenses.

Para su fortuna, como ella lo define, nació en el seno de un hogar lleno de hombres, en una época en la que todavía era difícil intuir que Costa Rica tendría una mujer al frente, pero rodeada de condiciones especiales que le permitieron lograr todas las metas que se ha propuesto.

Su madre y padre, nunca hicieron distinción entre todos sus hermanos y ella, la alentaron a estudiar, a seguir su propio rumbo. De ahí derivó su primera lección de las barreras que deben vencer las mujeres y que para ella no fue tan difícil, debido al ambiente en el cual creció.

La primera barrera que deben vencer las mujeres, es la que está en su mente, esa que les dice que son débiles o inferiores, señaló Chinchilla durante su conferencia.

“Una vez que somos capaces de derribarla, más del 50% de los problemas que la vida nos presentará estará solventado, con una mente clara en los objetivos y en las capacidades propias, lograrán lo que deseen. Debemos estimular en las nuevas generaciones estos valores, empoderarlas desde los hogares y enseñarles que pueden alcanzar sus aspiraciones”.

Muchas mujeres han entendido esto, y han logrado incorporarse a distintos ámbitos de la sociedad, como doctoras, empresarias, gerentes, políticas y muchos otros cargos, que en el pasado estaban reservados para los hombres, sin embargo todavía existe mucha disonancia y se puede encontrar muchos elementos que se resisten para incorporar a la mujer.

Esta fue la segunda lección que aprendió Laura Chinchilla. Cuando estimaba que el país había avanzado en derechos humanos, desarrollo y equidad, decidió incorporarse de lleno en la política, que siempre le gustó y escogió formarse en temas vinculados con políticas públicas.

Desde la trinchera política
A principios de los años noventa empezó a trabajar en temas relacionados con la seguridad y policía en Costa Rica, época en la que se intuía que el crimen organizado comenzaba a cruzar las fronteras y desplegarse por la región.

Como miembro del Partido Liberación Nacional fue llamada por el candidato electo a la Presidencia (José María Figueres Olsen, 1994-1998) para que ocupara el cargo de viceministra de Seguridad, puesto en el que se desempeñó durante varios meses, para luego convertirse en ministra de la cartera.

“Al ser presentada por el Presidente de la República ante un grupo de 70 comandantes generales de la Policía del país, hubo un largo silencio, no hubo preguntas, todos se quedaron sentados y al final solo 7 se quedaron a felicitarme y a ponerse a mis órdenes...

Ese día, a los 36 años, tuve otro momento de iluminación: Aunque logremos remover nuestras barreras internas, también nos encontraremos con otras personas a quienes también le han sido sembradas estas barreras y de ahí vendrán los intentos de discriminación”, contó Chinchilla.

A pesar de la oposición que encontró, también tuvo un grupo de personas leales, con quienes logró sacar adelante la tarea del Ministerio de Seguridad. Chinchilla avanzó políticamente, ocupando cargos públicos como diputada y vicepresidenta de la República (en la segunda administración de Óscar Arias, 2006-2010).

Luego se lanzó como candidata a la Presidencia y ganó las elecciones, apoyada por muchos costarricenses que buscaban dar un salto cualitativo en materia de equidad de género y con confianza en el desempeño femenino.

Inició su mandato, pensando que hacer su máximo esfuerzo sería suficiente para avanzar en los temas esenciales del país, llegaron los cien días de gobierno y con ellos enormes críticas, muchas de ellas vinculadas con el hecho de ser la primera mujer presidenta y no llenar las expectativas, que eran superiores a cualquier otro gobernante del pasado.

“Allí tuve otra lección, y es que cuando creemos alcanzar la cima, que creemos que derribamos los techos de cristal, porque llegamos donde nadie había llegado, es para constatar que la lucha apenas comienza. Entendimos que nos iban a evaluar con estándares distintos”, relató.

Aunado a esto, añadió la expresidenta Chinchilla, aparte de su agenda de temas fuertes, asumió el recargo de la agenda social, que normalmente lleva la Primera Dama, lo que vino acompañado de una fuerte crítica, por acudir constantemente a lo que denominaron los medios de comunicación como actividades “light”.

Desde su punto de vista, los errores de los hombres, se quedan con los hombres, sin embargo, a los errores de las mujeres se les pasa la factura a todo el género, por lo que no se hicieron esperar los comentarios que aseguraban que las mujeres no tenían la capacidad para gobernar.

“Entonces la otra lección es que la lucha es colectiva, no podemos guardar rencores ni deseos de revancha, así evitaremos tirar la toalla”.

Y de aquí sale la quinta conclusión, y es que la mayor fortaleza de cualquier ser humano viene de su propio fuego interno, aseguró Chinchilla, cuando se deja libre el interior de barreras, es posible forjar la verdadera fuerza interna.

“Las mujeres aportamos muchísimo a la sociedad y aunque en los anaqueles de la historia no se nos han reconocido los trofeos, desde mi punto de vista, la única lucha ante la que no podemos claudicar es aquella que llega desde la discriminación”, concluyó.


Por: María José Núñez - estrategiaynegocios.net

Fuente: Artículo publicado en la Revista Estrategia y Negocios

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