¿Y si el mar estuviera más alto? | INCAE
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¿Y si el mar estuviera más alto?

21 de Octubre 2016
German Retana

Imaginemos que el nivel del mar fuera, por unos instantes, más alto que el de los ríos que lo alimentan. Esto sería devastador en las zonas que lo circundan: una tragedia. Eso es, precisamente, lo que sucede en una organización cuando personas con complejo de inferioridad  - disfrazado de “poder” – se elevan, con arrogancia y con aires de grandeza,  sobre otras. Como consecuencia, se genera un clima laboral desbordado y asfixiante, se asemeja a un tsunami emocional.

La fuerza y la grandeza del mar se originan cuando este se mantiene por debajo del nivel de los ríos que confluyen en él. Los verdaderos líderes  también se relacionan con su equipo con humildad, sin aires de superioridad y son receptivos a  comentarios, consejos u observaciones de colegas y colaboradores.

La petulancia y la violencia de cualquier tipo son, por el contrario, modos directos de cerrar las puertas  a quienes, paradójicamente, realizan las tareas y consiguen los objetivos de un grupo.  En cambio, el mar con su serena persistencia rompe los obstáculos y se abre paso, nada lo detiene. “Sé como las olas, que aún rompiendo contra las rocas, encuentran fuerzas para volver a empezar”, señala Bambarén.

Otra enseñanza del mar es su habilidad para borrar de inmediato el pasado. Con el roce de las olas, lo que hayamos escrito o construido sobre la arena,  se desvanece.  Los navegantes tampoco temen  perder de vista las costas de las que parten, se hacen a la mar y no se limitan a contemplarlo desde la comodidad la orilla.

Como afirma Jacinto Benavente: “La vida es como un viaje por mar: hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco”. Desdichamente, hay empresas que pierden el rumbo, porque el timón no está en buenas manos. Ante el abandono o el mal liderazgo, las tempestades se adueñan del barco y se corre el riesgo de naufragar, debido a la falta de decisiones valientes que permitan el reencause hacia rutas más seguras.

Los miembros de los equipos exitosos saben remar juntos, sincronizados y con rumbo claro; de las tormentas salen fortalecidos, no se confían de los prolongados períodos de aguas calmas, se preparan  para los eventuales cambios de vientos y mareas.  Unidos, sus miembros analizan el entorno, las tendencias, los cambios, las oportunidades y los riesgos. Impactados por la inmensidad del mar, ninguno se cree superior;  remar parejo les permite navegar, incluso, en aguas turbulentas.

El mar inspira humildad a quien lo mira con respeto. Esconde grandes misterios en sus profundidades; intentar descifrarlo es como tratar de entender el complejo mundo de las organizaciones.  Por lo mismo Newton sentenció:   ”Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”.

Si el mar subiera su nivel…

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