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Lo que la región necesita del sector privado

23 de Marzo 2017
INCAE Executive Education

Dice un dicho popular que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, lo que hace suponer que nuestras bonanzas y miserias dependen de lo que los gobiernos hagan o dejen de hacer.

La debilidad de este argumento es que cualquier observador externo pensaría que los ciudadanos, las empresas, empresarios y las organizaciones de la sociedad civil no tenemos mucho que ver con esto.

Nada más falso, lo que tenemos nosotros lo hemos elegido (afortunadamente ahora cambiamos presidentes y congreso en casi toda América Latina vía elecciones) y además todos tenemos derecho y obligaciones en nuestras sociedades, lo malo es que todos pensamos en nuestros derechos, pero solo muy pocos lo hacen en nuestras obligaciones.

Creo que como sociedad no estamos haciendo un buen trabajo. Deberíamos hablar también de Responsabilidad Ciudadana y Responsabilidad Gubernamental, aunque por ahora solo me referiré a la responsabilidad de las empresas. No perdamos de vista que nuestro entorno se ha complicado ya que estamos viviendo en la región más peligrosa del mundo en términos de asesinatos para países que no se encuentran en guerra.

Desde hace ya más de una década venimos hablando de RSE o RSC (Responsabilidad Social Empresarial o Responsabilidad Social Corporativa). La verdad es que este concepto esta embebido en otro más amplio, es decir el concepto de sostenibilidad. Según este, las empresas buscan crecer y reportar una rentabilidad competitiva a sus accionistas, pero a la vez contribuyen a una mejor sociedad y a un mejor medio ambiente. Es decir, hay tres dimensiones de ejecutoria: economía –la tradicional-  pero además una dimensión social y otra ambiental (las llamadas “Tres Ps de People, Planet and Profits”).

¿Cuál es la más importante de las tres? La respuesta correcta es que las tres, ya que los activos financieros de una empresa no significarían mucho sin activos sociales (los trabajadores y los consumidores) ni ambientales (fuentes de materias primas, agua y aire de buena calidad).

Sin embargo, desde el punto de vista de la sostenibilidad la situación de los países de la región es aún más preocupante. De acuerdo al EPI (índice de Desempeño Ambiental) 2014 publicado por la Universidad de Yale, de un total de 178 países, el mejor centroamericano es Costa Rica (54), seguido de Panamá (58), Nicaragua (90), Honduras (97), Guatemala (98) y El Salvador (115). Los índices de competitividad más importante nos están diciendo que nos estamos quedando atrás. 

¿Qué podemos hacer como empresas? Desafortunadamente no todas tienen el liderazgo requerido para poner la sostenibilidad en práctica. Las corporaciones que están mejor equipadas para hacerlo ya que tienen la tecnología, la globalidad y la motivación para perseguir una estrategia de sostenibilidad no necesariamente la han incorporado en su “ADN”, mostrando diferentes niveles de compromiso.

El liderazgo en la sostenibilidad implica un proceso efectivo para desarrollarla a través de toda la corporación, medir su desempeño y ligarlo con el desempeño financiero (crear el llamado “business case”). No es nada ilegitimo pensar en la sostenibilidad–RSC como una buena posibilidad de diferenciación para lograr una mayor ventaja competitiva o simplemente pensar que es el “costo” de hacer negocios para construir una imagen de buen ciudadano corporativo.

Las empresas de nuestra región deben ver como un elemento estratégico para competir, la inserción de la sostenibilidad en su ADN. Deben convencerse que a través de su correcta aplicación pueden mejorar su competitividad ya que les permite un examen riguroso de sus productos y procesos y de esta manera encuentran ahorros en costos a través de la mejora del diseño del producto, mejora de su calidad y del servicio, mejora de su eficiencia de producción y rendimientos y al mismo tiempo también hace mejoras al medio ambiente del cual se depende. Permite además más satisfacción y retención de clientes y empleados, la mejora del desempeño social y ambiental y finalmente el incremento de la rentabilidad.

Mejoremos nuestra competitividad como países y como región. Juntos todos los sectores de la sociedad podemos lograrlo.

Artículo publicado en el "Libro de los proyectos de RSE en América Central y el Caribe".

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