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Gestión del talento en el XXI: Cómo conducir en la Fórmula 1

22 de Enero 2018
Executive Education INCAE

La gestión del talento en los negocios es tal vez el área más expuesta a la adrenalina. Como si se tratara de una competencia feroz que ofrecerá muchas sorpresas, en la que no siempre se sabe quién será el contendor directo, y que exigirá tomar muchas decisiones a más de 100 millas por hora, la tarea de potenciar las habilidades humanas en una empresa exige una alta capacidad para mezclar sangre fría, osadía y estrategia.

En tiempos convulsos, inciertos, volátiles y complejos, manejar el área más sujeta a las complicaciones humanas exige una preparación colosal y una sensibilidad que puede requerir aptitudes naturales del líder, pero que no se basta con ello y que exige un permanente afán de perfeccionamiento.

Los competidores también lo estarán haciendo porque, se sabe, en la gestión del talento siempre se va a la cola de la evolución de los mercados, porque un producto puede cambiar de la noche a la mañana, pero un equipo de trabajo no; ni siquiera uno de solo de sus miembros.

Lo explica el profesor Francisco Loscos, de INCAE Business School. Consciente de que no todos los profesionales tienen el talento para todo y de que el mundo va a velocidades cada vez mayores, conviene dar “vitaminas” al negocio para que vaya tan veloz como el mercado y evitar el desfase que se suele generar, o para ir en punta y más bien marcar las tendencias de los mercados y, por tanto, de las necesidades del talento humano.

“Por eso se habla de una guerra por el talento, porque escasea el talento adecuado”, señala el profesor Loscos, antes de advertir que toda gestión del talento debe responder a una estrategia del negocio y a necesidades y momentos distintos, por lo cual cada empresa debe saber identificar qué tipo de habilidades humanas necesita para llevar el ritmo al mercado o, si es posible, llevarlo de la correa.

“Se requieren líderes de talento que sea open-minded para mantener una cultura de innovación, porque el mercado jamás desaparece, solo evoluciona. Lo que desaparece son los productos. Los mercados pueden ser los mismos de hace 100 años. Ahora tenemos a Netflix con el mercado de los videoclubs de hace 30 años. Antes eran los discos en vinilo y ahora están las plataformas digitales por descarga. Es otra manera de leer el entorno y saber conectarlo con el talento”, ilustra el profesor Loscos.

Por ello es importante ver las crisis -como las que se producen cada tanto por la digitalización- como oportunidades para depurar el sentido del negocio en la gestión del talento, de manera tal que se mire desde el sentido de las estrategias y objetivos de la empresa, no como un área regida por las sensibilidades y los impulsos humanos.

Para ello, señala Loscos, es necesario saber en qué dirección se va. Como le dijo el gato a Alicia en el “país de las maravillas”. Es necesario saber hacia dónde se quiere ir para entonces tomar decisiones sobre el camino y la manera de llegar allí.

Sobre esta fase se tomarán las decisiones sobre el talento necesario, las capacidades que se pueden reorientar o las que habrá que desechar sin más, según el tipo de organización. Se tratará sobre todo de descubrir talento, conscientes de que el mismo talento no funciona igual en todos los sitios, de que el contexto importa. “Messi, el brillante futbolista del Barcelona de España no es el mismo en su selección, Argentina”, ejemplifica Loscos.

“No debemos buscar atraer talento, sino descubrir. No es retener talento, es retarlo (sobre todo en nuevas generaciones). Tampoco es desarrollar talento, sino conectarlo” en el tiempo y en el espacio, añade el profesor. Y esto, al igual que el triunfo en la Fórmula 1, no se logra a puro instinto.

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