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Liderazgo y fútbol, claves de campeonato mundial

10 de Mayo 2018
Executive Education INCAE

German Retana ha contado ya que en su adolescencia quiso ser futbolista, como tantos chicos en nuestra América Latina, pero su relación con la pelota acabó intermediada por los anteojos de gerente. 

Ahora, con más de 35 años en INCAE Business School y una larga experiencia en liderazgo e integración de equipos (no necesariamente de fútbol), ve acercarse la Copa Mundial Rusia 2018 y aprovecha la oportunidad para compartir sus conocimientos de este deporte y explicar las claves modernas de un buen líder. 

Habiendo colaborado con distintos clubes de fútbol y selecciones nacionales en procesos mundialistas y olímpicos, el profesor Retana sabe traducir al lenguaje del deporte más popular el acervo de sus estudios y experiencia desde su doctorado en University of Southwestern California. Así logra armar su “alineación” de 11 claves que expuso en el webinar Fútbol y Gerencia.

Este el equipo completo de lecciones:

1. Pasión por ganar
El fútbol es un deporte envolvente que, por dinámicas propias, sociales y de mercado hace que muchos acaben hablando de él, apasionándose y sirviendo como metáfora del trabajo en equipo, de la búsqueda de un propósito superior común y de su proyección a terceros que no necesariamente participan de él, creando una conexión emocional que trasciende al juego mismo. Es cuando se alcanza la realización desde dentro de la empresa y se consigue el propósito: competir y ganar.

 2. Visión compartida
En los deportes colectivos las metas deben estar muy claras para que todos los actores participen de ellas de manera realista, conociendo la magnitud de los objetivos y la distancia que los separa de ellos, de la manera más cuantificable posible. Igual que en los negocios, es necesario saber con quién se compite para no perder la concentración y el sentido de unidad para trabajar, entendiendo que siempre hay primero una competencia interna entre personas o grupos, aunque lo ideal es aplicar dentro la cooperación para enfrentar juntos a los competidores reales están allá afuera.

3. Estrategia y táctica
El talento natural y el instinto son importantes siempre en todas las organizaciones humanas, pero difícilmente un buen competidor puede prescindir de la preparación, del planeamiento, del estudio y las estrategias. Se gana o se pierde por detalles, por la minuciosidad. Todo el trabajo de un año se puede ir en segundos. Es importante conocer muy bien las capacidades internas para desarrollar tácticas completas que permitan incluso la capacidad de reacción inmediata ante circunstancias imprevistas o extremas y para que actores individuales puedan responder sabiendo que sus actos tienen consecuencias para todo el conjunto.

4. Cultura diferenciada o identidad 
A un equipo de futbol se le conoce por ser aguerrido, veloz, elegante u ordenado, pero siempre hay un sello propio en la competencia. Esto genera un marco de valores internos con los que se debe identificar el equipo y que debe determinar la conducta de sus individuos. Esto genera un efecto contagio que ayuda a formar una cultura interna en la organización, que se plasma en los códigos de trabajo y que forma un espíritu de trabajo en equipo. Un ejemplo vigente es la selección de Islandia, que participará en Rusia a pesar de ser un país de 330.000 personas y con poco más de 100 jugadores profesionales, pero con una enorme cohesión interna que los colocó en la cúspide del futbol mundial.

5. Estructura-organización
Está muy vinculado a la lección 3, pero va más allá. Habla de los roles de cada individuo o de cada unidad dentro de la organización. De poder responder de manera orquestada para adaptarse incluso a los eventos imprevistos, sabiendo que al lado hay otro actor cumpliendo a cabalidad su rol, pero dependiendo de lo que hagan los demás, como un engranaje colaborativo, sin perder de vista la excelencia y el espíritu de competencia.

6. Ejecución es clave
La competencia en el futbol suele verse como si fueran solo los 90 minutos en el campo de juego contra otro equipo, pero el trabajo verdadero es invisible para los aficionados. Son horas y horas de entrenamiento, práctica y error, preparación física y estudio sobre habilidades propias y del rival. Todo esto con la idea de ir logrando metas y micrometas, con márgenes de corrección en el proceso y con espacios para que cada jugador agregue valor al trabajo conjunto para ganar.

7. La responsabilidad individual
La invocación del sentido de equipo puede a veces convertirse en una forma de disimular debilidades individuales o capacidades mal aprovechadas. No se debe perder de vista que el trabajo en equipo se basa esencialmente en la responsabilidad individual y por ello es indispensable desarrollar el talento cada parte del conjunto. No es nuevo decir que los mejores jugadores suelen ser los que más duro trabajan y los que no escatiman en tareas adicionales a las del resto, sabiendo que también hay márgenes de éxito propio y que puede provocar mayores esfuerzos de los compañeros. 

8. Inteligencia emocional superior 
El fútbol es un deporte de pasiones y, como tal, con frecuencia coloca a los competidores en situaciones de estrés y de emociones límite en que debe imponerse la inteligencia emocional. Esto, sin dejar de perseguir las condiciones para prever esos picos emotivos y aumentar las posibilidades de que todos los procesos fluyan para evitar el gasto de energías en la atención de esas situaciones extremas. Así se pueden enfocar las energías en insistir, persistir y resistir, pero nunca desistir.

9. De “rejuntado” a familia
Al principio todos los equipos no son más que una suma de individuos que deben empezar por conocerse para después compartir visiones de conjunto, metas y métodos de trabajo. Es cuando se alcanza el ideal de “equipo de alto desempeño” al que aspiran todas las organizaciones. Para ello, sin embargo, es necesario formar un sentido de familia, con códigos de camerino y un alto sentido de lealtad.

10. Orientación a los clientes
El estilo de juego y el logro de metas deben estar alineados al objetivo de lograr fidelidad de los clientes o potenciales socios que podrían desarrollar un sentido de apropiación del equipo. Es cuando adquieren mayor importancia la rendición de cuentas y el ejercicio de compartir resultados con la comunidad de clientes. El mejor reflejo de ello ocurre cuando miles de personas celebran en distintos lugares el triunfo de un equipo de fútbol y se motivan a comprar camisetas de su club o a participar de actividades involucradas.

11. Liderazgo y más liderazgo
La junta directiva, la gerencia, el director técnico (coach) y su cuerpo de colaboradores especializados, además de los capitanes del equipo… El fútbol es una cadena de liderazgos que deben pulirse de manera permanente y calibrarse en función del equipo y la búsqueda de resultados colectivos. Es extraer la mejor versión de cada jugador, para animar a los más tímidos o gestionar los egos con base siempre en la credibilidad y las relaciones francas. 

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