Cuando el líder del equipo o uno de sus miembros acepta -lo exprese o no- que se equivocó y luego rectifica, el premio a su valentía y a su honestidad será influir positivamente en los demás. Y si además tiene el coraje de reconocer sus dudas y que las otras personas tenían razón, su liderazgo será aún mayor.
Un pequeño cambio de parte de quienes ostentan el poder se traducirá en significativos resultados. Para superponer los intereses del equipo a los propios y dar el paso sin intransigencias, solo se necesita de una buena dosis de humildad.
Una