Aunque sea un día al año, hágase pasar por cliente de su propia empresa. Llame por teléfono, vaya a sus áreas de servicio, visite sus oficinas, haga las filas y sienta lo que experimentan las personas que sostienen las finanzas, de las cuales usted devenga su salario o dividendos. Es bueno contratar consultorías para medir la satisfacción de los clientes, pero ¿qué tal si, además, usted siente lo que ellos viven?’, a lo mejor se lleva una sorpresa.