¿Cómo hacer enemigos? | INCAE
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¿Cómo hacer enemigos?

22 de Enero 2014
German Retana

Título extraño, ¿verdad? Sin embargo, siendo realistas, a veces lo que podría ser el camino para construir relaciones sólidas en una empresa, se puede convertir en el sendero corto para enfrentar conflictos con otras personas. La fórmula la aporta Martin Luther King Jr.: “Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra, basta con decir lo que se piensa“.

¿Sigue siendo extraño? ¿cierto? Seguramente usted ya vivió esa consecuencia advertida por King Jr. El ego abultado, el miedo a cambiar y el delirio de infalibilidad son fuentes de la terquedad de algunos que no toleran escuchar verdades o discrepancias. La gran y más absurda paradoja de ciertas organizaciones es que la solución a sus problemas ya está adentro y tiene voluntarios para impulsarlas, pero simplemente alguien teme abrir su mente.

No siempre es verdad aquello de que el que calla otorga, lo que pasa es que es frustrante conversar con necios, dicen los sensatos. Cuando indagamos en las empresas su debilidad principal, en el 75% de los casos escuchamos “¡Falta de comunicación!” Pero ella es apenas el síntoma; la razón de fondo es que hay por lo menos un personaje, con nombre y apellido, a quien es suicida expresarle lo que él o ella escucharía en cada rincón de su empresa: “Nuestras dos mayores dificultades son su sordera voluntaria y sus represalias irracionales.”

“La sinceridad puede convertirse en la más cruel de las virtudes, si no es gobernada por la prudencia“, nos advierte Walter Rizo. Y solo agregamos que entre más imprudentes somos al reaccionar a lo que escuchamos, menos sinceros son los demás con nosotros. ¿Qué sucedería si en cada organización se declarara amnistía absoluta durante un día para que sus miembros expresaran, sin anestesia alguna, lo que piensan de todo y de todos? ¡Imagínelo!

Es riesgoso permitir que se consolide una cultura empresarial basada en premisas populares tales como: “En boca cerrada no entra mosca”, “Al gallo que mucho canta le aprietan la garganta”, “Si la campana vas a sonar, el sonido tienes que soportar”, etc. No se debe confundir la discreción con la represión. Tampoco debe haber engaño creyendo que porque hay cordialidad, tacto y humor, ya existe un excelente ambiente laboral; en ocasiones esa es una manera superficial de evadir realidades y de confrontar verdades ante quienes detentan el poder. Hay formas sencillas y gratuitas para indagar si los miembros del equipo se sienten libres y motivados para expresar su pensamiento, pero hasta eso se evita…

Un solo cambio positivo en una persona puede causar enormes beneficios a muchas; es injusto que el buen futuro de países y empresas se frustre por una intransigente, que sería la principal ganadora si depusiera sus temores e inspirara confianza, humildad y receptividad. Lo curioso es que en ocasiones esa persona se asoma en el espejo que miramos… y nos convertimos en nuestros propios enemigos.

Etiquetas:
Motivación, Coaching

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