Semifinal olímpica: la ruta de llegada | INCAE
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Semifinal olímpica: la ruta de llegada

16 de Agosto 2016
German Retana
Río de Janeiro. Gratitud al Ser Supremo, éxtasis, gozo, plenitud, lágrimas, “nudos en la garganta”, saltos, abrazos, sensación de logro y cohesión de equipo son, entre otras que resultan indescriptibles,   algunas de las emociones y sensaciones que se viven al clasificar a una semifinal olímpica de fútbol … por ahora. ¿Cómo llega la asombrosa selección de Honduras a disputar una medalla contra Brasil, Alemania o Nigeria? Es difícil explicarlo, pero algunas razones son evidentes.
 
Alguien piensa en grande.  Generalmente, los acontecimientos que transforman realidades nacen en la mente de un líder que sueña lo inconcebible para otros, que desafía a la historia e inspira, con su pasión,. Esto no es novedad para el estratega Jorge Luis Pinto; ya lo hizo en el Mundial Brasil 2014, con Costa Rica; además, ha logrado campeonatos con clubes de Perú, Colombia, Venezuela y Costa Rica. “El ganador debe buscar ganar siempre”, les dice a sus jugadores. Sin duda, él es el artífice principal de esta hazaña junto y al frente de los aguerridos jugadores catrachos.
 
Pasión por la ejecución. Esa visión se concreta con un minucioso sistema de juego, con entrenamientos aprovechados hasta el último segundo. La repetición de movimientos permite a los jugadores visualizar con seguridad el objetivo, por ello, pese a lo extenuante que pueda ser, trabajan con un espíritu positivo, se suman al anhelo de ser protagonistas y no solo participantes en las Olimpiadas. En cada partido el equipo crece paso a paso, siendo él mismo la única estrella. El ahínco con que don Jorge Luis vela por cada detalle deriva en un compromiso colectivo: todo se hace con dedicación,  disciplina, puntualidad y orden. ¡Trabajo, trabajo, trabajo!
 
Inteligencia competitiva. Con meticulosidad se estudian los rivales y el propio equipo, para ser conscientes de las estrategias, virtudes y puntos vulnerables. El resultado es un planeamiento estratégico para cada desafío, que aumenta la determinación de los jugadores, pues prevén y confían en la táctica a seguir.
 
Crecimiento integral. El factor mental y la cohesión de equipo son relevantes en todo deporte. Las creencias limitantes deben sustituirse por las habilitantes, por pensamientos positivos, por la confianza en el talento propio y en el merecimiento del éxito.  Esta idea del director Pinto ha sido acogida por todos: cuerpo técnico y jugadores. La meta es alcanzar un nivel en el que fluya una sensación de seguridad y convicción de que se superarán todos los retos con alegría y sólida identidad ganadora. Las técnicas para lograrlo funcionan por la disposición de los jugadores de constituirse no en un equipo, sino en una familia  que se la cree, decidida a trascender.
 
Dirigentes y administradores proactivos, cuerpo técnico integral y jugadores de Honduras estamos en la “misma página”, enfocados en cristalizar ese “realizable” sueño. La “familia” de jugadores entrega su corazón en cada partido, sabe que dándose al máximo hará honor a la frase del basquetbolista español Pau Gasol: “Está bien que tu país te admire, pero es mucho mejor que el mundo admire a tu país“.

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