¿Hay "Procustos" en tu empresa? | INCAE
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¿Hay "Procustos" en tu empresa?

16 de Junio 2017
German Retana
Invitaba con amabilidad a hospedarse en su posada, pero cuando el huésped dormía, lo amarraba y luego le cortaba sus piernas para que su cuerpo coincidiera con el tamaño de la cama. Si el huésped era más pequeño que el catre, entonces, le estiraba sus extremidades hasta que alcanzara la longitud de este. Con una cama pequeña y otra grande, nadie escapaba a la tortura de Procusto, personaje de la mitología griega.

También conocido como Damastes -”avasallador” o “controlador”- se asemeja a aquellos que hoy exaltan la uniformidad de sus colaboradores en modos de pensar y de actuar; eso sí, siempre que los demás estén por debajo del estandar de ellos, pues se consideran casi iluminados o superiores. Aquí nos quieren acostar en ellecho de Procusto“, dicen los que osan opinar diferente al jefe o cuestionar algún asunto en la organización.

Los “Procustos” en las empresas exhiben estos comportamientos: Son rígidos en sus ideas, intransigentes ante quienes argumentan lo contrario, faltos de empatía al emitir sus juicios, temerosos de ser percibidos falibles, predican conductas que no practican y premian la subordinación. Además, anulan, desprestigian y descalifican a supuestos instigadores que pueden “hacerles sombra” a su imagen de infalibles.

Convencidos de que poseen el monopolio de la inteligencia, fuerzan el acomodo del desempeño organizacional dentro de los límites de sus intereses. Los que sobresalgan terminarán sometidos, acorralados o anulados en sus opciones de impactar a la empresa o al equipo. A ellos, los celos no les permiten dejarse complementar. Recurren al “auto aplauso” para convencer a otros o…¿a sí mismos?… de que son la medida de todo.

El miedo es, en gran parte, el origen de sus conductas. Temen que haya alguien que pueda reemplazarlos, que otros desarrollen talentos y más aún, iniciativa propia. Prefieren adueñarse de ideas ajenas que reconocer con humildad haberlas tomado en cuenta. La envidia no les permite apreciar el valor de la ayuda que reciben.

Procusto era hijo de Poseidón, su fuerza era tan grande como su estatura. En su posada practicaba una generosidad egoísta, similar a la practicada por algunos jefes, actualmente, con aquellos sumisos “colaboradores”; quienes -pese a las discrepancias- siempre asienten. Detrás de esa protegida imagen de fortaleza podrían ocultarse sentimientos de inseguridad, frágil autoestima y situaciones personales no resueltas o incomprendidas.

¿Cuántos “Procustos” se han cruzado en su vida laboral? ¿Ha sido reprendido alguna vez por ejercer la sinceridad solicitada? Si los hay en su empresa, no le sorprenda que la innovación, la vocación de servicio, el trabajo en equipo, el mejoramiento continuo, la asertividad y la mística estén migrando de ella; que le sobreviva solo un ambiente de temor, donde el propio jefe y los restantes se dediquen a conservar a toda costa su trabajo.

Teseo fue el héroe que, según la mitología, terminó con Procusto. Lo hizo acostarse en la misma cama donde torturaba a los “diferentes”, y le aplicó su misma receta. ¿Será que en cada organización también hay varios Teseos? ¿Quiénes lo son en la suya?

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