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Revise su contrato de enseñanza-aprendizaje

30 de Mayo 2022
John Ickis

No. 12, junio 2022. La reunión virtual de los egresados de la sección D comenzó con cuentos y chistes hasta que alguien recordó el incidente que ocurrió en la clase de mercadeo, y por la próxima media hora no se habló de nada más. El ánimo de un curso que iba muy bien de pronto cayó. ¿Por qué?. Cuando el profesor del curso me hizo esta pregunta fuera de la clase, le respondí que los conceptos en la segunda parte del curso no eran tan claros como los de la primera.

Y era cierto, pero no era toda la verdad. El profesor había hecho un cold call a un estudiante quien ya había tenido que iniciar otra clase. Los demás 91 estudiantes nos quedamos en silencio.

¿Qué es lo que puede provocar un incidente tan vívido que merece tanto comentario entre compañeros que no se han reunido en 50 años?

El contrato de enseñanza-aprendizaje: algo que ni siquiera es un contrato en el sentido literal de la palabra y cuyos aspectos más importantes no están escritos, pero que existe en toda relación entre profesor y estudiante, aún en la enseñanza magisterial. 

En la enseñanza por el método de casos, el contrato — que se puede definir como un conjunto de acuerdos recíprocos que determinan las reglas del juego tanto para los estudiantes como para el profesor — es fundamental; puede determinar la diferencia entre el éxito y el fracaso del curso.

Todo contrato de enseñanza-aprendizaje tiene componentes explícitos, que se publican en el sílabo, e implícitos, que se desarrollan en el aula y que van moldeando la cultura de la clase. A veces los dos chocan, y cuando esto ocurre es el implícito que prevalece. La política puede estipular horas de oficina, pero para el estudiante que busca consejos, es la práctica y no la política lo que importa.

El contrato de enseñanza-aprendizaje cumple cuatro funciones: primero, especifica las responsabilidades individuales y conjuntos del profesor, de cada estudiante y de la clase como un conjunto. Segundo, clarifica los roles de cada parte. Tercero, establece los límites sobre qué tipo de comportamiento y lenguaje es o no es aceptable. Cuarto, establece los procedimientos rituales para la discusión eficaz en clase.

Estos cuatro aspectos definen la cultura de la clase. Si el profesor da la palabra a estudiantes que interrumpen, otros comenzarán a interrumpir, y una discusión ordenada puede convertirse en un caos.

En el método de discusión, a diferencia del método magisterial, el contrato es recíproco. El profesor puede fijar las reglas del juego, pero hay límites: los estudiantes deberían aceptarlas. En la clase de mercadeo que fue causa de tanta discusión entre graduados, los estudiantes ya se habían acostumbrado al procedimiento ritual: un miembro de la clase distinto era llamado a iniciar la clase una vez y solo una vez. Cuando el profesor rompió esta regla no escrita, la confianza que se había desarrollado entre ambas partes se derrumbó.    

El contrato no es estático; va evolucionando por acuerdo tácito y recíproco entre las partes. En las primeras sesiones de un curso los estudiantes esperarán que el profesor los guíe, con preguntas específicas; mientras el grupo vaya madurando, puede adoptar un estilo menos directivo. Si el profesor es consciente de la existencia del contrato y de la forma que puede cambiar con el tiempo, será mas capaz de lograr y mantener un balance productivo con los estudiantes.