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El líder que comunica mal no existe

07 de Julio 2017
Executive Education INCAE

Pensemos en alguien a quien consideremos un líder y pensemos después por qué consideramos que esa persona es líder. ¿Por qué ese profesor inspirador en la secundaria? ¿Por qué aquel compañero del equipo de baloncesto? ¿Por qué Nelson Mandela es considerado un líder 360°? ¿Por qué a ese director lo escuchan más que al otro si en la estructura pesan lo mismo?

Los contextos pueden cambiar mucho y eso determina el liderazgo adecuado, pero el patrón común e infaltable en todos esos líderes es saber comunicar de manera acertada. Más que acertada, eficaz. Y más que eficaz, empática.

“El objetivo es una comunicación que inspire y que quede en el registro de las personas, que pueda cambiarle la vida y conseguir entonces el retorno que nos hemos propuesto”, explica el connotado periodista y consultor español Julián Reyes, que cada semana aplica sus conocimientos como voz de Televisión Española (TVE) en la cobertura deportiva.

Eso parece fácil entenderlo. Comunicar bien es la base de liderar bien, sin embargo… ¿alguien tiene una receta infalible que comparta o una píldora para tragarla y convertirse en un genio de la comunicación? 

No lo hay, pero sí existen algunos consejos y métodos que Reyes aplica en su día a día, en su asesoría a varias empresas internacionales y en sus seminarios de formación de líderes como profesor invitado de INCAE Business School.

El primero de ellos es apasionarse por lo que se comunica. Parece una obviedad aplicable para todos los aspectos de la vida, pero quizás en ningún área se nota tanto la falta de la pasión como cuando alguien intenta hacer llegar un mensaje a un grupo de personas. 

Apasionarse por el trabajo (o la profesión, o los estudios o la actividad que se desarrolle) es cumplir ya con la mitad del camino. Eso implica abrir espacio a sueños y proyectos que también forman parte de nuestro mensaje, explica Reyes. “Llevo 20 años compartiendo información con muchas personas y sueño cada día con comunicar de una manera más y más empática”.

Ahí vamos, con la empatía. Esta es el factor presente en los tres ejes del método que aconseja Reyes para quienes quieren perfeccionar su habilidad de comunicador.

El primero de ellos es el factor humano, así, como el nombre del libro de John Carlin que relata la vida de Nelson Mandela. Es recordar que el agente activo de la comunicación es siempre una o varias personas. La voz, el cuerpo y las conductas en público juegan un papel relevante.

El segundo eje es la estructura del mensaje. Siempre la regla va a priorizar la sencillez y la empatía. Esto no significa expresarse necesariamente como nuestro público, pero sí tener noción de quiénes lo forman para así hacer ajustes en la forma del mensaje. 

El tercer eje son los apoyos visuales para lograr una mayor efectividad. Pueden ser herramientas o hasta trucos que no necesariamente va a percibir nuestro público meta. Hay que tener claro, sin embargo, que el centro de la comunicación es la persona y nunca podrá sustituirse por la más sofisticada presentación digital o el mejor prototipo. Tampoco olvidar que un apoyo visual demasiado estridente puede acabar distrayendo demasiado al receptor o contraparte y arruinando nuestro objetivo, advierte Reyes.

Luego vendrán las especificidades sobre el público que tenemos en frente. Que si son jóvenes, que si son mujeres, que si son personas de una educación muy elevada o el grupo habitual de nuestro trabajo. Todo es ajustable teniendo en cuenta el factor humano, la estructura del mensaje (hay quienes pasan meses planeando una presentación) y la posibilidad de apoyos visuales.

“Las formas pueden variar mucho, pero nunca hay que dejar nada al azar. Cada comunicación es una oportunidad única y si logramos acertar nos hará sentir bien”, insiste el experto. Al final, todos sabremos si logramos ser empáticos.  

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