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El lento proceso hacia la igualdad salarial entre hombres y mujeres

17 de Agosto 2017
Executive Education INCAE

Una gerente de bancaria a cargo de un proyecto para emprendedoras lo explica así: “es como que una mujer y un hombre te vendan sandías exactamente iguales y en condiciones idénticas, pero vos le pagués a ella a $3 y a él a $5, solo porque ella es mujer y porque él es hombre. Así de cruda es la realidad de la inequidad salarial: se paga distinto un trabajo que, como la sandía, es completamente igual sin importar si la brinda un “él” o una “ella”.

Debería entender de una manera tan contundente en Centroamérica, donde el proceso de igualdad laboral salarial entre géneros avanza, si, pero a una velocidad que sigue dejando en una grave desventaja a la población femenina.

Con una participación laboral de mujeres que alcanza un 40% y un desempleo femenino que supera en un 50% al masculino (4,8% frente a 7,2%, según el Estado de la Región 2016) la situación parece complicada, pero hay más. La brecha salarial puede jugar también en contra de las mujeres hasta en un 38% según qué país de Centroamérica, aunque el promedio regional es de un 13%, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) citados por un reportaje de la revista El Economista, en su edición de mayo 2017.

Esa misma revista muestra una larga lista de líderes femeninas en distintos ámbitos económicos y sociales, como señal de que la situación ha ido mejorando con los años (en los años 90 la participación de ellas en el mercado laboral era solo del 25%), aunque la velocidad hará que miles de mujeres en la actualidad vivan una realidad más dura que la de los hombres contemporáneos.

“Si el ritmo sigue a ese paso, para que exista una paridad real de participación e ingresos las mujeres tendrán que esperar, al menos, unos 70 años más”, dice el reportaje de El Economista, atribuyendo esa proyección a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

Es como decirle a una técnica dental, a una agente bancaria o a operaria industrial que ella no alcanzará a vivir igualdad salarial y que su hija tampoco, ni su nieta, pero sí su bisnieta, allá cuando vaya acabando el siglo XXI.

Los mayores desafíos en Centroamérica están en Guatemala y Nicaragua, sobre todo en zonas fuera de las urbes. El origen del problema es, por supuesto, de raíces culturales, pues sigue vigente la idea de que las mujeres deben dedicarse al cuido de sus hijos y a las tareas domésticas, que por supuesto queda fuera de cualquier registro sobre empleo. Eso se convierte en una barrera que, cuando se logra vencer, ofrece dificultades nuevas: la falta de capacitación puede colocarlas en desventaja en un trabajo, así como el sacrificio que significa atender de manera simultánea un hogar, hijos o incluso ancianos, pues hasta ahí llegan también la carga del cuido.

“Eso se evidencia en distinta proporción en sectores laborales de todos los niveles. Este patrón no tiene nada que ver con la capacidad de la mujer para desempeñar un trabajo ni con su productividad, pues muchas incluso superan el nivel educativo de los varones”, señala Alberto Mora, coordinador del Estudio Estado de la Región.

Deben las empresas y los Gobiernos acelerar políticas que equiparen las condiciones de la población femenina. Algunas de ellos han dado frutos y se han logrado institucionalizar, como la red de centros de cuido que impulsó Costa Rica a partir del año 2010, lo que permite a muchas madres estudiar o trabajar mientras los niños están al resguardo de centros del sistema público (en ocasiones aliados con entidades privadas).

La aceleración de políticas públicas igualitarias y el compromiso complementario del sector privado podría generar réditos generales, pues es sabido que casi la mitad de los hogares está jefeados por mujeres y que la pobreza (que cubre a seis de cada diez) se ensaña con mayor dureza en este tipo de familia. 

“Si la participación de las mujeres nicaragüenses pasara de 57% a 96%, y de las salvadoreñas de 63% a 96%, en ambos casos la pobreza se reduciría en un 12%”, atribuye El Economista a CEPAL.

Otro factor que puede jugar a favor es la migración desde las zonas rurales hacia los centros urbanos, indican los expertos, sin desconocer el precio que se paga por desarraigo y vulnerabilidad. Lo ideal sería que ninguna mujer tuviera que dejar su hogar y llevarse a sus hijos para lograr que le paguen un precio al menos parecido al que le pagan a un hombre por una sandía idéntica.


 

Women’s Executive Leadership Program

El Women’s Executive Leadership Program es un programa enfocado en desarrollar las competencias de la mujer a nivel personal, de organización y de entorno, así como en las capacidades que hombres y mujeres necesitan para crear entornos colaborativos que conlleven a la transformación y crecimiento sostenible y rentable de sus negocios.

Fechas: Del 27 de noviembre al 1 de diciembre, 2017.
Lugar: Hotel Biltmore, Miami
País: Estados Unidos
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Women Entrepreneurship Program 

El WEP está diseñado para emprendedoras autónomas o ejecutivas con roles de liderazgo, en los que la capacidad emprendedora es una competencia clave de éxito. 

Fechas: Del 28 al 30 de noviembre, 2017
Lugar: Hotel Biltmore, Miami
País: Estados Unidos
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