Profesora Plena, Decana de Educación Ejecutiva e Innovación Estratégica y Chair del Centro para el Liderazgo Inclusivo y Sostenible de INCAE Business School. Lidera INCAE Online, una iniciativa estratégica diseñada y lanzada en alianza con Emeritus, líder mundial en tecnología educativa. Más de...
Publicación
Diversidad de género y el liderazgo colaborativo
07 de Septiembre 2017
La idea que los hombres y las mujeres ven el mundo de forma diferente no es nueva, pero si lo es la ciencia que corrobora las evidencias que observamos cada día. Los avances de los últimos años en neurociencia nos han ayudado a apreciar no solamente las diferencias sino en cómo se manifiestan y qué implicaciones tienen para la gestión del talento en las organizaciones.
La diversidad de género potencia un equipo de liderazgo complementario capaz, según los investigadores de grandes centros educativos (Thomas Malone y MIT) y organizaciones (Catalyst) de ser más creativos, más innovadores, y que logran mejores resultados.
Las diferencias fisiológicas en el cerebro femenino, como la existencia de un 11% más de neuronas en las áreas de lenguaje, dan a las mujeres una mayor capacidad de comunicación. La presencia de zonas más grandes en el hipocampo asociadas con las emociones y la memoria, le confieren también una capacidad innata mayor para expresar emociones y desarrollar empatía.
De igual forma, la presencia de menos circuitos neuronales en la amígdala, zona del cerebro donde se activan respuestas ante el peligro y los comportamientos agresivos, hacen a las mujeres menos propensas a la confrontación.
Así, la neurociencia nos ayuda a entender por qué muchas veces las mujeres conectan más profundamente con otras personas y tienden a evitar conflictos. Su estilo de liderazgo suele ser más empático y colaborativo. Asimismo, la gestión de la empatía y de las emociones positivas ayuda a elevar los niveles de conciencia y compasión en los equipos de trabajo. Estos atributos femeninos refuerzan la necesidad de contar con mujeres en equipos de liderazgo en todos los niveles de la organización.
Por el otro lado, el cerebro masculino utiliza en mayor grado las secciones analíticas para la toma de decisiones. Asimismo, la zona en la que se produce la ansiedad es cuatro veces menor que en las mujeres, y por tanto los hombres tienen una capacidad innata para manejar mejor el estrés.
Los estudios sugieren que, aprendiendo los unos de los otros y combinando las capacidades analíticas de los hombres, su capacidad de manejar el estrés es mejor con las capacidades de comunicación y empatía de las mujeres, la toma de decisiones en equipos mixtos de gestión es más efectiva y tiende a generar mejores resultados.
La neurociencia trae además buenas noticias para el desarrollo del ser humano en general, y sobre su capacidad de aprendizaje. Gracias a la neuroplasticidad (la capacidad del cerebro de generar nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida de un ser humano), podemos desarrollar todas las capacidades que nos proponemos. Es decir, nuestros cerebros son capaces de evolucionar toda la vida. ¡Lo único que hay que hacer es seguir aprendiendo toda la vida!
De cualquier manera, el liderazgo colaborativo en grupos basados en diversidad de género, aporta de forma importante a los resultados corporativos además del desarrollo personal. Se ha demostrado que aquellas compañías con tres o más mujeres en sus juntas directivas durante cuatro años, mostraron, en promedio, mejores resultados que las empresas sin ninguna mujer en sus juntas (Catalyst).
El mensaje de la neurociencia y su aplicación al liderazgo es claro: contar con mujeres en las posiciones de liderazgo no es una cuestión de cuotas o de justicia; es un imperativo para la competitividad de las empresas del siglo XXI.