Objetivo máximo: que no se hable más de “emprendimiento femenino”
No se trata de aquel chiste cruel del político que quería eliminar la pobreza eliminando a los pobres. No. No. Se trata hacer crecer tanto el poder empresarial de las mujeres hasta que pierda sentido hablar de empoderamiento femenino, de liderazgo de la mujer o de emprendimientos dirigidos por esa mitad de la población mundial que recibe solo el 2% del capital de riesgo para inversiones.
Es lo que plantea Sheryl Sandberg, COO de Facebook, cuando dice que “en el futuro no habrá líderes mujeres, sólo habrá líderes”. Es un ideal sí, pero por ahí comienzan las grandes tareas, entre las que destaca la necesidad de que más mujeres aprendan a liderar mejor la ola emprendedora que ya recorre el continente. Y menos mal.
A esto se refiere Francisco Pérez, director del Latin American Center for Entrepreneurs en INCAE Business School, en su webinar titulado “¿Cómo pueden las mujeres emprender con éxito?”, partiendo del realismo puro: seguimos siendo una sociedad asentada sobre una fuerte base patriarcal.
“Ya hay un impulso emprendedor que recorre América Latina y una ola de empoderamiento de la mujer en los negocios y en la política. Ahora corresponde elevar el nivel de las herramientas y mejorar su acceso”, dice el profesor Pérez, consciente de que aún ellas tienen menos opciones que ellos para crear oportunidades de negocio. Por ejemplo, tienen cuatro horas disponibles menos por día y eso puede ser una eternidad.
Hay estímulos e impulsos, pero vemos que hasta ahora la mayoría de emprendimientos de mujeres están basados en necesidades inmediatas, en condiciones difíciles de escalar que condenan el proyecto a límites muy bajos de ingreso, explica Pérez.
Los emprendimientos tienen poco enfoque global y empeoran sus posibilidades de acceder a financiamiento en un hábitat que, de por sí, es hostil a colocar dinero en proyectos de mujeres.
“Solo 2% de empresas fundadas por mujeres recibe capital de riesgo, pero le va mejor si es socia de hombre. Claramente hay una brecha gigantesca del lado de quienes emprenden y quienes invierten, pues sólo 9% de las personas inversionistas son mujeres en Inglaterra, 11% en Europa y 20% en EE.UU. Necesitamos más mujeres emprendiendo e invirtiendo”, dice el profesor.
“La clave es la educación”, advierte Pérez, señalando la necesidad de que las mujeres se eduquen en todos los campos tanto como los hombres y se reduzcan las brechas en STEM. Así podrían aprovecharse mejor algunas ventajas que ya se ven en el mercado, pues las mujeres cuidan más el dinero, son más intuitivas y organizadas, según coinciden estudios diversos.
Ya se sabe que al menos el 75% de las empresas mueren antes de cumplir tres años, que el riesgo de fracaso es real y latente, pero hay que saber administrarlo y reducirlo con múltiples herramientas que están a la mano y han sido probadas a escala grande y pequeña.
Entre ellas, el ‘Value Proposition Canvas’, un modelo que prioriza saber orientar las ideas y conectarlas con la solución de los problemas de los clientes, después de conocerlos como la palma de la mano.
Pasa también por modelos como el ‘Human Center Design’ y recursos como el ‘Lean Canvas” y las distintas versiones que se pueden hacer en el tiempo. Idear, estudiar, diseñar, probar, hacer prototipos, evaluar y mantener, medir e idear de nuevo lo que sea necesario, cíclicamente.
Así, con más herramientas habrá más éxito y más mujeres se inspirarán a emprender de una manera más profesional y habrá entonces más éxito. Es también un ciclo, pero hay que activarlo.
Será la forma de acercarse a ese ideal de Sheryl Sandberg de dejar de hablar del liderazgo femenino como una reivindicación y hacer que sea tan real hasta fundirse en verbos neutros: emprender, liderar, tener éxito.