¿Cómo dar el salto hacia el desarrollo? | INCAE
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¿Cómo dar el salto hacia el desarrollo?

07 de Enero 2019
José Pablo Valverde Coto

La pobreza es un problema que afecta a millones de personas en muchas regiones del mundo. Los países subdesarrollados luchan a diario con sus necesidades básicas y los países emergentes no han podido dar el paso final hacia el mundo desarrollado porque nosotros, ciudadanos del mundo, no hemos podido generar un diálogo para alinear stakeholders, visiones y sueños.

Como sucede en cualquier empresa, la planificación es clave para lograr el éxito. Una estrategia necesita ser dibujada y perseguida. La comunicación debe ser clara y convincente. Deben seguirse controles necesarios para evitar desvíos en el camino que podrían terminar en frustración. Todos deben estar comprometidos pero, ¿cómo debe hacerse? ¿Hay alguna manera de traer prosperidad a la gente?

Creo firmemente que un entorno en donde se fomenta el espíritu emprendedor es la mejor manera de luchar contra la pobreza. Este espíritu emprendedor necesita ser apoyado por instituciones sólidas que permitan a las personas desarrollar sus propias ideas y perseguir sus sueños. Es por esto que para lograr el éxito se deben fundar tres pilares.

I. Primero, es necesario que haya una visión común a largo plazo de todos los stakeholders involucrados.

Avanzar hacia el desarrollo no es algo que suceda de la noche a la mañana. Una vez que esto esté alineado, debe existir una estructura pública que permita al país y a su gente ser competitivos. La burocracia debe reducirse y el Estado debe ser magro. Cuando las instituciones públicas comienzan a crecer descuidadamente en el corto plazo, puede haber más empleo y “prosperidad” para la gente, sin embargo, en el largo plazo, esto no es sostenible.

Este camino dificulta la situación económica y conduce a un déficit fiscal financiado con deuda o niveles inflacionarios peligrosos. Las tasas de interés aumentan y las inversiones locales y extranjeras disminuyen. Los pequeños empresarios no tienen acceso fácil al crédito y la sociedad en general es la gran perdedora. Además, un Estado excesivamente grande aumenta la propensión a la corrupción. Cuando los procesos burocráticos excesivos florecen, la única manera de atravesarlos de manera expedita es el soborno. Desafortunadamente, esta es la realidad en muchas de las economías subdesarrolladas y emergentes. Por eso es necesario que haya un plan nacional para limpiar las instituciones públicas con el fin de lograr resultados fructíferos.

Además, las personas deben entender que esto requiere tiempo. Por eso, como afirma John Kotter en sus “reglas para el cambio”, debe haber un objetivo claro a largo plazo, pero también deben celebrarse pequeñas victorias para mantener el impulso. Los países subdesarrollados y las economías emergentes no están acostumbrados a tener visiones a largo plazo, por lo que esto es un desafío.

II. En segundo lugar, la educación debe reinventarse fomentando un espíritu emprendedor.

Los niños necesitan comenzar a aceptar el fracaso como algo positivo en lugar ser visto como una especie de maldición. Esto implica una revolución completa en las escuelas que va de la mano con las universidades que están preparando a los maestros del mañana. Ellos son quizás los más poderosos agentes de cambio. Además, la cultura también necesita ser modificada. Los emprendedores y empresarios deben ser vistos como héroes en lugar de ser vistos con ojos de envidia o creerse que sencillamente son personas con suerte. En América Latina, por ejemplo, muchas personas sienten envidia e incluso odio hacia los demás cuando tienen éxito. Antes de tratar de analizar por qué un determinado empresario tuvo éxito, ya están convencidos de que: “él / ella debe estar haciendo algo ilegal” o “nació con una cuchara de plata”.

Este tipo de comportamiento debe abandonarse y, a través de la educación, todos los niños necesitan cultivar una mentalidad que no tenga miedo al fracaso. Nuevamente, esto es un desafío dado que incluso las familias alientan a sus hijos a perseguir una carrera corporativa para evitar el riesgo, y la pobreza refuerza el comportamiento de envidia y desprecio hacia los empresarios.

III. Lo tercero que debe hacerse es proporcionar la infraestructura adecuada que permita que esta nueva mentalidad competitiva tenga éxito.

Esto debe hacerse de manera responsable a través del gasto público y las concesiones. Una infraestructura adecuada es una necesidad para cualquier país que prevea una inserción en la economía global. Este tercer pilar tiene una interconexión directa con el número uno, ya que la corrupción es un peligro tremendo que amenaza su desarrollo.

Este artículo se publicó originalmente en La Revista. 

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