El impacto de la brecha de género en el desarrollo sostenible

“Las mujeres son líderes dondequiera que mires: desde el CEO que dirige una compañía de Fortune 500 hasta la ama de casa que cría a sus hijos y dirige su hogar. Nuestro país fue construido por mujeres fuertes, y seguiremos derribando muros y desafiando estereotipos”, Nancy Pelosi.

Tradicionalmente relacionamos la palabra sostenibilidad con la dimensión ambiental, y efectivamente este es uno de los pilares básicos del concepto. Pero sostenibilidad también hace referencia a todas aquellas acciones y relaciones que permiten que la vida continúe, sean estas sociales, políticas, ecológicas y económicas. Es un proceso que busca el desarrollo de las condiciones de vida necesarias para lograr la calidad de vida y el bienestar de todas las poblaciones alrededor del planeta, no solamente la humana. En así que, difícilmente podemos hablar de sostenibilidad sin mencionar equidad.

En un mundo lleno de brechas, la equidad es necesaria en muchos ámbitos, uno de los más importantes es en materia de género. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible integran como eje transversal y como uno de los objetivos clave la igualdad y el empoderamiento de las mujeres. Además de ser un derecho, el garantizar la equidad de género es una oportunidad de sumar ideas, capacidades y soluciones y para enfrentar los desafíos que afectan a toda la humanidad . Como bien lo dijo Rosaly Yalow: “el mundo no puede permitirse la pérdida de los talentos de la mitad de las personas, si es que estamos aquí para resolver la multitud de problemas que nos preocupan.”

Y aunque celebramos las diferencias que le permiten cada género tener un papel distintivo y único en la sociedad, no celebramos la falta de equidad. Las principales desigualdades entre hombres y mujeres se hacen evidentes día a día en acceso a educación y la salud, cargos de poder y la brecha social. A nivel ambiental, las mujeres son las más vulnerables ante los efectos del cambio climático especialmente países en desarrollo, como gran parte de América Latina. En un porcentaje superior a los hombres, las mujeres tienen la responsabilidad de garantizar la disponibilidad de agua, alimento, calefacción, cuidados sanitarios y protección para su familia. En muchas regiones, consecuencia de los efectos del cambio climático y las condiciones de pobreza, se hace más difícil garantizar la disponibilidad a estos recursos.

Las mujeres, además, dedican un mayor tiempo a trabajo doméstico no remunerado. Y aunque ellas producen más de la mitad de los alimentos que se cultivan en el mundo, tienen menos acceso a recursos como tierra y crédito. En América Latina, las mujeres poseen menos de 20% de la tierra y 1 de cada 3 mujeres no tienen ingresos propios,[1]lo que limita su poder de decisión sobre los recursos monetarios y genera aún más riesgo para ella y su familia en comparación con los hombres. Ciertamente, las brechas se han acortado y aún como sociedad experimentamos las consecuencias de esa inequidad.

Sin embargo y de manera puntual: ¿Por qué se considera clave el involucramiento de las mujeres en temas de sostenibilidad? Según la ONU[2], se ha demostrado que las mujeres tienen a considerar el bienestar de sus familias y de sus comunidades al momento de tomar decisiones. Lo mismo sucede cuando son decisiones políticas o de inversión públicas donde hay una marcada preocupación por el desarrollo social. Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además es clave para acelerar el desarrollo sostenible. Ha sido demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo social y ambiental a nivel regional y mundial.

Ante todo, este panorama es preocupante, debido a que existe poca representación femenina en foros de debate, en investigación, gestión de información científica, puestos de decisión y de inversión en todos los niveles. La buena noticia, es que la dimensión de equidad ya se ha ido integrando en la agenda política internacional, donde se hace un llamado a los gobiernos para derribar las barreras legales para el empoderamiento económico de las mujeres.

 Ante esta situación surge entonces la pregunta: “¿cómo hacer que más mujeres se involucren en temas de sostenibilidad? Es importante promover, apoyar e impulsar la creación de oportunidades de educación y alentar a más mujeres a trabajar en el sector STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés). Así también, son necesarias más mujeres ejerciendo liderazgos y tomando decisiones a nivel de emprendimiento, de comités de dirección empresarial y en puestos de gobierno. Es necesario que las mujeres tengan la oportunidad de encontrar maneras innovadoras de apoyar en el proceso de adaptación a desafíos ambientales en cada una de las facetas de su vida.

Por lo tanto, cuando hablamos de sostenibilidad, no solo se trata de motivar un desarrollo global que respete el medio ambiente, sino también de un desarrollo equitativo que permita a las mujeres participar, sin excepción, en todos los entornos sociales, económicos y políticos en igualdad de condiciones y de derechos. El desarrollo sostenible no será posible sin equidad de género, y como sociedad debemos tener claro que tal como lo dijo Muhammad Ali: “ninguna lucha puede tener éxito sin que las mujeres participen codo con codo con los hombres”.

Este artículo se publicó originalmente en la revista INCATRAZ y fue escrito por Priscila Picado Valenzuela, estudiante del MBA Liderazgo Latinoamericano II. 

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[1] CEPAL 2012. Observatorio de igualdad de género de America Latina y el Caribe. Disponible en https://oig.cepal.org/sites/default/files/nota_para_la_igualdad_4_rio_20...

[2] ONU Mujeres. Disponible en http://www.unwomen.org/es/what-we-do/economic-empowerment/sustainable-de...