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La revolución del liderazgo: humildad e inteligencia colectiva

04 de Julio 2019
INCAE Executive Education

“Yo soy yo y mis circunstancias” es una frase que se atribuye al pensador español José Ortega y Gasset, y que tiene total vigencia para el líder de negocios. Lo que era bueno antes es ahora insuficiente y lo que hoy funciona mañana se quedará corto. 

El mundo evoluciona cada vez más rápido y exige una gran capacidad de adaptación a los liderazgos de las organizaciones, nuevos aprendizajes, nuevas habilidades y enfoques que quizás hace poco tiempo se consideraban inútiles, si no ridículos. Así hemos ido pasando de aquel líder muy capaz, que tiene todos los conocimientos y todo el poder para dictar desde su oficina lo que se hace y lo que no, cómo hacerlo y en el momento preciso.

Ahora que nos acercamos a la tercera década del nuevo siglo, estamos frente al ‘liderazgo nivel 5’, una categoría que han creado 11 compañías exitosas para describir las características necesarias en estos tiempos, como cuenta Margaret Grigsby, profesora de INCAE Business School.

“Ahora se trata resolver problemas y desarrollar pensamiento crítico, explotar la creatividad colectiva, saber comunicarse y colaborar. Tenemos que saber qué hacer con todo lo que hacen las máquinas”, cuenta la profesora experta en Liderazgo y Marca Personal.

Para ello son necesarias cualidades como la curiosidad, la iniciativa, la persistencia, la adaptabilidad y conciencia social y cultural. Cada elemento cuenta para afrontar los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, la de la digitalización, la Internet de las cosas, la nube y la robótica. Ahora se requieren tipos de inteligencia superior.

Se trata de estar suficientemente alfabetizados, entender al menos lo básico de software e informática, los programas básicos, saber manejar el dinero y no sólo producirlo, además de desarrollar la dimensión social y cultural para no convertirnos en autómatas, recomienda la profesora Grigsby.

Antes el entrenamiento buscaba clonar y el salario era el incentivo. Era todo un mismo molde, incluso vistiendo igual al jefe. Antes eran títulos y ahora se necesita evolución profesional. Ya no basta uno solo. Antes era individualidades, ahora equipos. Antes era de información clasificada, ahora hay más transparencia. Antes el jefe daba la idea; ahora gana el que mejores ideas da. Ahora el líder la escucha para aprender; antes era dictar. Ahora, en resumen, prima la inteligencia emocional.

De eso trata el ‘líder nivel 5’, el del triunfo de la humildad y la férrea determinación, uno que intenta superar su ego y prioriza al equipo por los objetivos, el que sabe escoger a las personas correctas y no intenta comportarse como una estrella insustituible. Comprende la necesidad de preparar a todo el equipo, sin “elegidos”, lo que permite garantizar la continuidad en los procesos.

Ese líder podrá decir entonces que superó el nivel 1 (el del individualismo), el 2 (el que se quedó como un buen coordinador de equipo), el 3 (el del buen organizador de recursos y seguidor de objetivos), e incluso el 4 (el que motiva con el ejemplo y aterriza ideas, que opera con eficiencia y supera metas, pero sin llegar aún a propiciar la solución colectiva de los problemas).

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