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Gobernanza de organizaciones con propósito

14 de Junio 2022
INCAE Business School

“INCAE es la mejor escuela de negocios de Latinoamérica, pero a su prestigio académico, de apoyo empresarial e impulsor económico, se suma su cometido de ser una organización con propósito”. Esas fueron las palabras de Roberto Artavia, Presidente del Consejo Directivo, durante la presentación del Reporte Anual de INCAE 2021. Durante su intervención expuso el tema “Gobernanza de organizaciones con propósito" como la meta ideal para las agrupaciones sociales o institucionales independientes. 

“Tal vez la primera pregunta que uno debe hacerse es: ¿Por qué requerimos organizaciones con propósito? ¿Qué ha cambiado en el ámbito empresarial que lo propicia y lo exige? En este sentido, como decía Winston Churchill, el sector privado empresarial ha sido el caballo que tira del carro del desarrollo. No tengo duda en eso y, por tanto, creo que el propósito de la empresa es la creación fundamental de valor a través de productos, servicios, riqueza e innovación para engrandecer una comunidad, una sociedad o un sector productivo y llevar bienes y beneficios a aquellos que invierten y toman un riesgo para generar valor a otros. 

“Cuando hablamos hoy de organizaciones con propósito, no perdamos de vista ese papel fundamental de la organización privada productiva: seguir siendo el caballo que tira del carro del desarrollo. Sin embargo, estamos hoy en un ambiente que nos exige más: el advenimiento de la cuarta Revolución Industrial aceleró muchas cosas, entre ellas, el crecimiento de la desigualdad y de la desconfianza entre sectores de la sociedad; los incluidos y los excluidos, los ricos y los pobres; grupos que tienen nuevas expectativas de participación social con toda legitimidad, y eso genera un ambiente en donde la confianza exige mucho más de las organizaciones”. 


“Al mismo tiempo, tenemos un contexto que presenta riesgos en cuatro frentes:

  1. Un medio ambiente en riesgo por factores climáticos y ambientales. El cambio climático, tormentas, volcanes, etc. Estamos en una era en donde la sexta extinción masiva parece avanzar a pasos agigantados y hay que estar conscientes de que es real y, por lo tanto, hay una responsabilidad en quienes usan recursos que se extraen de la naturaleza.
     
  2. Naciones de la región con pobreza profunda y marcadas desigualdades. Cuando analizamos el índice de crecimiento social encontramos que algunos de nuestros países están entre los más desiguales en ingresos, condiciones de vida, servicios, niveles de crecimiento y bienestar social.
     
  3. Deterioro general de la gobernabilidad del Estado y crecimiento del populismo, la arbitrariedad en la toma de decisiones y el deterioro de la democracia.  Tenemos tiranías activas y en desarrollo. Populistas gobernando en diferentes partes de la región, poniendo en riesgo la forma de gobierno que ha llevado a Occidente a convertirse en el centro de desarrollo (hasta el surgimiento de China). Esto lleva a cuestionarnos sobre cuál es el modelo que debiéramos gestionar para nuestras naciones. 
     
  4. Profundización y aceleración del cambio tecnológico y la cuarta Revolución Industrial. Nos aproximamos a la quinta revolución sin haber completado la tercera. Vemos a Corea del Sur anunciar que está a punto de despegar la primera red 6G del mundo, y ni siquiera imagino lo que significará para las organizaciones y la sociedad.

“Tenemos un contrato social donde la desconfianza profunda que se ha creado entre   sectores, comunidades, empresas e instituciones  causa altos costos de transacción. Esto hace que en nuestras sociedades sea difícil gestionar de una manera eficiente. En la región no tenemos ese sano medio en donde la transparencia y la confianza nos permitan avanzar a paso firme. 

“En general, en sociedades como las nuestras, las Organizaciones con propósito deben ser respuesta a la famosa frase de Stephen Schmidheiny, Fundador de Viva Trust y Director Emérito de INCAE: No existen empresas exitosas en sociedades fracasadas. 

“Y somos sociedades fracasadas: al menos en tres países de la región, la primera exportación -y la más importante para su balance económico- es la gente; es juventud que busca oportunidades en otras partes. Nuestras tasas de criminalidad están entre las más altas del mundo. Nuestro crecimiento es muy inferior al de economías de niveles similares de desarrollo en Asia. Difícilmente podemos decir que somos sociedades exitosas y esto significa que quienes tenemos la fuerza de estar en este carro tirado por el caballo del desarrollo debemos trascender a un propósito superior”. 

¿Qué es una organización con propósito? 

Las organizaciones con propósito son aquellas que se gestionan con la intención de crear valor a la sociedad por encima de la entrega de un bien o la prestación de un servicio de calidad a un precio justo. Aquí reconocemos que la entrega de un bien o servicio a un precio justo es la función primaria del sector productivo. Una Organización con propósito está dispuesta a trascender esta función básica”. 

Primer nivel de una Organización con propósito

Este nivel es la Gestión por Triple Línea de Base, que se compone de 1) Creación de valor económico; 2) Creación de valor social y 3) Gestión ambiental responsable.  ”Esto solo funciona si se tienen parámetros de desempeño definidos claramente de antemano. No podemos pensar en una Triple línea de base si medimos después del hecho lo qué se logró y el por qué no se logró. Debemos hacer un análisis y poner metas de desempeño social y ambiental, así como exigimos una tasa pequeña de exhorto a nuestras inversiones financieras”. 

Segundo nivel de una Organización con propósito

“En este nivel -explica Roberto Artavia-, las organizaciones con propósito deben optimizar el cumplimiento legal y normativo; el comportamiento ético y moral con un código de ética y conducta que exija integridad y ética ambiental, social y de la excelencia. 

“El compromiso con la excelencia operativa, ecoeficiencia y valor agregado es una dimensión de la misma ética, pero nos obliga a asegurarnos que añadimos el máximo valor a cada recurso que extraemos de la comunidad. Y, además, el convencimiento de que, para trascender, la  cultura organizativa debe estar sustentada en valores: la cultura no puede ser simplemente maximizar las utilidades”. 

Tercer nivel de una Organización con propósito

En el tercer nivel se busca alcanzar excelencia en las relaciones laborales, tener presencia positiva en la comunidad, ofrecer buenas relaciones con accionistas, acreedores y otros stakeholders así como contar con una cadena de valor estable y sostenible. 

“En este nivel -sugiere don Roberto- debemos buscar una presencia positiva en la comunidad. La responsabilidad social y la filantropía son un primer y segundo paso en esa dirección, pero la presencia positiva tiene que ser de la misma estrategia y dinámica de la organización y no solo mecanismos que combinan generosidad y compensación, precisamente, por el uso que hacemos de los recursos del planeta y la comunidad.

“Al hablar de excelencia en las relaciones laborales es necesario compensar adecuadamente, capacitar a una fuerza laboral que evolucione a la velocidad de los cambios. Debemos garantizar buenas prácticas de negocios, buenas relaciones con los accionistas, acreedores. Y, por supuesto, una cadena de valor sostenible y estable. No se trata solo de optimizar lo económico, sino también la triple línea de base. Este es el modelo de la organización con propósito”.

Propósito superior de la gobernanza de una organización

“El propósito superior debe ser parte esencial de la misión y visión, estar claramente articulado y desplegado en la estrategia y en las propuestas de valor de la organización a sus clientes y otros stakeholders. 

“No se debe inventar el propósito después del hecho, que es una costumbre que veo en muchas organizaciones y gremios. Tiene que ser parte de la función de la misión, de la visión estratégica, en vez de ser esfuerzos de responsabilidad social y filantropía independientes y posteriores al despliegue estratégico y operativo. 

“¿Qué requiere nuestra estrategia de la naturaleza y de la sociedad? Por supuesto, necesitamos capital humano, información y datos, energía, recursos naturales y materiales, capital financiero y otras categorías que podríamos integrar, pero estar conscientes de cuáles son aquellos activos de la sociedad que estamos tomando para gestionarlos, para crear ese valor productivo social y ambiental. 

“Es cierto que el valor económico ha ido el impulsor fundamental de las estrategias, históricamente. Hacemos aportes fiscales importantes para permitir que funcionen los gobiernos locales y nacionales.Tenemos una huella ambiental, hay que responder por ella y mitigarla. Generamos empleos que tienen un impacto sobre la vida de las familias y la comunidad. Generamos innovación, conocimiento, nuevas prácticas. Se trata de asegurar que el balance final de las empresas sea positivo, devolviendo a la empresa, a la naturaleza y a la sociedad algo superior a lo que estamos exigiendo. 

“Así como hay índices para medir la creación de riqueza por encima del costo ponderado del capital, necesitamos asegurar que la organización con propósito trascienda lo económico y llegue al balance total de la relación con su ambiente. Para que esto ocurra deben existir, en primer lugar: diversidad y representación. Si queremos tener un pensamiento disruptivo y comprensión de factores diferentes del desarrollo y del propósito, tenemos que tener diversidad y representación de los temas de vanguardia, de los temas de la visión a la estructura del gobierno, con capacidades relevantes para su adecuada gestión. Se trata de traer gente con capacidades relevantes para el despliegue y articulación de la estrategia de acuerdo con la lectura del contexto y las oportunidades.

“Es necesario contar con un gobierno corporativo que evalúe el desempeño de forma constante de los factores de la Triple línea de base que indicábamos. No es simplemente decir: tuvimos un buen año porque crecimos en ventas, en unidades y en la rentabilidad interna. Tengamos un sistema de evaluación de tres dimensiones en donde seleccionemos y compensemos a los ejecutivos clave alineados en la estrategia con propósito para avanzar en la parte financiera y mercadológica del negocio. 

“Además -sugiere-, se debe tener vocación de ser transparentes y rendir cuentas periódicamente a diferentes stakeholders, desde autoridades nacionales y municipales, a nuestros accionistas y socios, a los públicos de interés, a clientes, acreedores y colaboradores y estar seguros de que el Gobierno Corporativo realmente se está gestionando para maximizar el valor en las dimensiones señaladas”. 


Roberto Artavia lo explica así: “Es necesaria una visión compartida de cuál es el impacto agregado deseado sobre nuestra sociedad, sobre nuestro bien. Necesitamos valores comunes; no importa si tenemos diferentes visiones técnicas del desarrollo y del proceso, es necesario compartir ciertos valores de impacto para unirnos en vía de ese propósito superior y, además, asegurar una ejecución consistente.

“Algo importante es que la gerencia sea capaz de ejecutar esa visión, de tomar decisiones sustentadas en esos valores y lograr ese desempeño en donde la empresa crea y devuelve a la comunidad algo mucho más grande que los recursos del planeta y de la sociedad que consume. 

“El impacto no es una abstracción. Cuando hablamos de inversiones de impacto es precisamente en un marco como este. La banca ética, por ejemplo, implica ofrecer un préstamo rentable, generar un retorno adecuado a los ahorrantes e inversionistas y, a la vez, ser medido por este balance entre lo social, lo ambiental y los requerimientos de la empresa. Debemos aprender a medir el impacto social sobre nuestros colaboradores, cómo nuestros productos crean valores reales en los mercados; cómo reducimos o mitigamos la huella ambiental, y esto debiera generar mejores relaciones laborales.

“En una empresa con propósito es más fácil identificarse, sentirse orgulloso y participar en ella. Podrían surgir mejores relaciones con el Estado y el gobierno como otro impacto. Mejores relaciones con accionistas, con acreedores, proveedores, etc. Una cadena de valor más estable, un mercado financiero más satisfecho y, por supuesto, mejores relaciones comunitarias en todos los niveles”. 


“Si la próxima vez en su Directiva el único reporte es de ventas y utilidades, significa que no hemos encontrado aún el propósito trascendental de la organización y y que solo planificamos la estrategia como si fuera creación de valor económico, financiero y de crecimiento. Necesitamos gestionarlo, y la estrategia deber ser supervisada con la declaración del enunciado correcto, para que los gerentes y quienes tomen decisiones lo hagan con la visión del propósito.

“Tenemos que aprender a medir los resultados con base en la Triple línea de base. Si no podemos medir el impacto, realmente no estamos alcanzando el propósito fundamental. Retomando la frase de Winston Churchill, muchos miran al empresario como el depredador; otros, como la vaca lechera que hay que ordeñar y pocos como el caballo robusto que tira del carro del desarrollo. Manejar una empresa con propósito es responder con fuerza en eso. 

“Somos el caballo robusto que tira el carro del desarrollo y, en última instancia, le da sostenibilidad, credibilidad y un ambiente propicio para su desarrollo más pleno. Todos debemos tener un propósito que trascienda lo meramente económico y financiero y asegurarnos que nuestras organizaciones sean fuentes de valor social, de mitigación ambiental, de crecimiento de las comunidades, de recursos para gobiernos más transparentes. Así, de alguna manera podremos recuperarnos de   algunas de esas tendencias negativas que se ciernen sobre nuestras sociedades”.